En mi lectura diaria del rss de MarketingNews.es me encuentro con una noticia que me llama mucho la atención.
Los señores de MÁSmovil primero consiguen que la inversión del resto de anunciantes del bloque publicitario donde ellos han insertado su potativo anuncio (creo que no soy la única que se defiende a base de zapping de estos anuncios insertados en la hora de la comida y cena) sea poco rentable tirando a nada, y ahora me dedico a leer la letra pequeña de su nueva campaña de street-marketing y vaya tela…
La campaña consiste en proponer retos todos los meses (también pueden proponerlos los propios usuarios) y cobrar por ello. El gran gancho es el reto de correr en calzoncillos (amarillos y con su logo) por mitad de la calle, el recorrido que ellos te marquen, y anuncian a bombo y platillo que por ello te darán 3.000 euros.
Hay otro por un importe de 3.000 euros si te casas con un vestido de novia amarillo que ellos te suministrarán (aunque en la letra pequeña habla de un máximo de 2.000), otro de comerte 30 plátanos por 1.500 euros…
Todos los retos se trata de pujas a la inversa, es decir, marcan un precio de salida y a partir de ahí los usuarios pujan bajando el precio. Los usuarios de MasMóvil han de pujar por un precio inferior al precio de salida y al final del tiempo que tiene estipulado la puja si existe un precio único más bajo entonces es adjudicado, si no se queda desierto.
La cosa comienza a cambiar cuando empiezas a leer la letra pequeña…
En todas las pujas habla de que los derechos de imagen, bien grabación y reportaje fotográfico realizado por ellos mismos o mediante pruebas que les envíe el participante, son cedidos a Másmóvil para uso publicitario y demás (podéis verlo con detalle en la web).
Y si lees detenidamente la puja-gancho te encuentras con esto:
“No se considerará cumplido el reto en el caso de que el participante no consiga completar el recorrido por causas ajenas a MÁSmovil.”
Y en las condiciones de participación que vienen incluidas con el formulario para la puja está esto otro:
“b. Los concursantes se comprometen a no desarrollar en el cumplimiento de los retos ninguna conducta que implique la violación de una norma de Derecho imperativo o que pueda ser contraria al orden público, la moral y las buenas costumbres. MÁSmovil no será en ningún caso responsable por el incumplimiento de esta obligación.”
Está claro que la gente al participar acepta las bases como en cualquier otro sorteo/concurso, pero eso de correr en calzoncillos por la calle me da en la trufa que es contraria al orden público, la moral y las buenas costumbres.
Pongámonos en el caso de que la persona en concreto que va a salir zumbando en calzoncillos por la calle (a fecha 5 de marzo, brrrr que frío!!!) se encuentra con la típica pareja de cualquier Cuerpo y Fuerza del Estado… ¿Qué va a pasar entonces? ¿Se quedará sin su premio y le habrá cedido los derechos de imagen a cambio de nada a MÁSmovil? ¿Es esa la baza con la que juegan en esta campaña de street-marketing para sacar un buen ROI?
Veremos lo que pasa y cuáles son los resultados de tanta letra pequeña…
Los señores de MÁSmovil primero consiguen que la inversión del resto de anunciantes del bloque publicitario donde ellos han insertado su potativo anuncio (creo que no soy la única que se defiende a base de zapping de estos anuncios insertados en la hora de la comida y cena) sea poco rentable tirando a nada, y ahora me dedico a leer la letra pequeña de su nueva campaña de street-marketing y vaya tela…
La campaña consiste en proponer retos todos los meses (también pueden proponerlos los propios usuarios) y cobrar por ello. El gran gancho es el reto de correr en calzoncillos (amarillos y con su logo) por mitad de la calle, el recorrido que ellos te marquen, y anuncian a bombo y platillo que por ello te darán 3.000 euros.
Hay otro por un importe de 3.000 euros si te casas con un vestido de novia amarillo que ellos te suministrarán (aunque en la letra pequeña habla de un máximo de 2.000), otro de comerte 30 plátanos por 1.500 euros…
Todos los retos se trata de pujas a la inversa, es decir, marcan un precio de salida y a partir de ahí los usuarios pujan bajando el precio. Los usuarios de MasMóvil han de pujar por un precio inferior al precio de salida y al final del tiempo que tiene estipulado la puja si existe un precio único más bajo entonces es adjudicado, si no se queda desierto.
La cosa comienza a cambiar cuando empiezas a leer la letra pequeña…
En todas las pujas habla de que los derechos de imagen, bien grabación y reportaje fotográfico realizado por ellos mismos o mediante pruebas que les envíe el participante, son cedidos a Másmóvil para uso publicitario y demás (podéis verlo con detalle en la web).
Y si lees detenidamente la puja-gancho te encuentras con esto:
“No se considerará cumplido el reto en el caso de que el participante no consiga completar el recorrido por causas ajenas a MÁSmovil.”
Y en las condiciones de participación que vienen incluidas con el formulario para la puja está esto otro:
“b. Los concursantes se comprometen a no desarrollar en el cumplimiento de los retos ninguna conducta que implique la violación de una norma de Derecho imperativo o que pueda ser contraria al orden público, la moral y las buenas costumbres. MÁSmovil no será en ningún caso responsable por el incumplimiento de esta obligación.”
Está claro que la gente al participar acepta las bases como en cualquier otro sorteo/concurso, pero eso de correr en calzoncillos por la calle me da en la trufa que es contraria al orden público, la moral y las buenas costumbres.
Pongámonos en el caso de que la persona en concreto que va a salir zumbando en calzoncillos por la calle (a fecha 5 de marzo, brrrr que frío!!!) se encuentra con la típica pareja de cualquier Cuerpo y Fuerza del Estado… ¿Qué va a pasar entonces? ¿Se quedará sin su premio y le habrá cedido los derechos de imagen a cambio de nada a MÁSmovil? ¿Es esa la baza con la que juegan en esta campaña de street-marketing para sacar un buen ROI?
Veremos lo que pasa y cuáles son los resultados de tanta letra pequeña…
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