22 de enero de 2009

Engaños, mentiras y ofertas de trabajo... (II)

Insisto, sigo confirmando la noticia, la cosa está muy mal.


Mentiras

Si cuando estás contento y agusto en tu puesto de trabajo, nunca hay que dejar de bichear las posibilidades que se ofrecen en otras empresas, cuánto más se hace cuando no estás completamente agusto...

En uno de esos contínuos escrutinios en un conocido portal de búsqueda de empleo encontré una oferta que pese algunos detalles que te hacían sospechar podía no tener mala pinta del todo... Me inscribí y en el mismo día recibí una llamada citándome para una entrevista.

La dirección del sitio era un piso en la planta baja de un populoso barrio de Sevilla, en un edificio de casas antiguas, con una puerta en el portal que pesaba dos quintales y cuyas visagras no terminaban de facilitar la apertura de la entrada.

Cuando una oficina se encuentra en un piso tiene un aspecto... "diferente" por decirlo de algún modo, pero cuando se trata de un piso antiguo, la sensación que te da es francamente escamosa.

La secretaria/recepcionista era una persona peculiar. Hablaba a gritos por teléfono, además de tener un timbre de voz que llegaba a resultar francamente insufrible. Parloteaba alegremente (y a voces) con una amiga por teléfono, en una sala de espera (lo que antes era el salón) en la que otras 4 personas más y yo esperábamos a que el gerente de la empresa se dignara a aparecer.

El gerente de la empresa llega 20 minutos después de la hora a la que me habían citado, con aires de triunfador y un traje barato a juego con unos zapatos más que desgastados. Entra en su despacho (una pequeña habitación) donde el escaso espacio está más reducido si cabe por la disposición de los muebles.

Se asoma a la sala de espera y nos llama a otra chica y a mi. Nos sentamos allí y comienza diciendo que lamenta el retraso pero que no va a justificarlo ya que no lo merece. Mi ánimo antes de eso no era muy positivo, pero a partir de aquella frase mi cerebro se puso en modo Hommer. Me había dado todas las señales necesarias para demostrar que cuando menos, la seriedad de dicha empresa deja mucho que desear.

Ahí sentadas ambas dos empezamos a ser víctimas de un speech más que ensayado delante del espejo mediante el que nos relata las virtudes de esa su empresa: pertenece a un gran grupo multinacional, siguen un método único y americano (en eso hizo taaaaaaaaaaaaaanto hincapié...) de marketing promocional, grandes clientes, grandes cuentas, bla, bla, bla...

Mientras veía sus labios moverse, sin prestar demasiada atención a las palabras que salían de su boca, mi atención se iba dispersando por los detalles del constriñido despacho. Un mueble bajo detrás del señor gerente, con unas 20 placas de premios y similares cuyos otorgantes no se podían descrifrar por ningún lado, una mesa barata, un ordenador de antes de la guerra y un tipo sentado en su silla que quiso comerse el mundo y el mundo se lo comió a él.

Después de soltarnos su speech pasó a las preguntas para ambas: lugar de residencia, edad, posibilidad de incorporación inmediata... Le pregunta a la otra chavala sobre algo de aprender el método de marketing suyo propio, internacional y americano (no nos fueramos a olvidar que es americano) y cuando me toca a mi y le digo que tengo formación en marketing y para ser mas exactos 5 años tuerce el gesto...

Añadamos que cuando decide que ha terminado y nos pregunta por si tenemos alguna duda a mi se me debió quedar cara de poker y comenté que no me cuadraban las condiciones que nos acaba de contar con las que venía en la oferta y acto seguido se lanzó a ofrecer una retahila de excusas para intentar convencerme de que efectivamente eran las mismas que las que se pusieron en la oferta.

A estas alturas ya estaba más que claro que servidora, lo único que hacía allí era perder el tiempo más de lo que era de rigor, así que el caballero sentado en frente nuestro comienza a decirle a la otra muchacha, que dado que ella al día siguiente sí tiene disponibilidad que se pase por allí a las 10:30 y que estarán ocupados hasta las 18:30 (un viernes?!?!?!?!), que fuera con buena imagen y nada de tacones.

A estas alturas otra vez había entrado en modo Hommer y no desperté hasta que se despedía de nosotras. Mi compañera a ese lado de la mesa le solicitó una tarjeta al "triunfador nato" que teníamos al otro lado de la mesa y éste le remite a su secretaria (la de la voz agradable).

Salimos del despacho después del consabido apretón de manos y nos dirigimos a la susodicha que nos responde que se le han terminado y que nos puede dar un post-it con los teléfonos.

Aquello terminó de mosquearme del todo. Ni si quiera un cartel a la entrada, ni ua tarjeta de visita, ni una sola marca de algo corporativo por ningún lado...

Así que cuando llegué a casa me puse a buscar información sobre la susodicha empresa y no encontré nada: ni web, ni información en el registro mercantil, ni nada de nada que te ofreciera la sensación de que aquello no era un timo...

En fin, estas son las cosas de los engaños. O por lo menos yo sigo pensando que era algo más fraudulento que otra cosa.

Huelga decir que no me llamaron. Quizás pensó el el triunfador iluminado que resulto demasiado inteligente (o poco desesperada) como para dejarme engañar por ellos?


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