El otro día, en la comida navideña de empresa, salió la pregunta dichosa de ¿por qué vais las mujeres al baño de dos en dos? La verdad es que no supe darle respuesta, ya que creo que el 95% de las veces he ido al baño sola, pero si que pude darles unas pistas sobre lo que significa ir al baño sola.
De hecho, llegué a la conclusión de que tiene que haber un monólogo de la Paramount o similar sobre este tema, porque da mucho de sí, y lo más triste de todo es que es cierto en su totalidad...
Algo así fue mi discurso:
"Es que lo de ir al baño de chicas es toda una aventura siempre. Pongamos que estamos en un sitio de copas por la noche, y tienes la irremediable necesidad de ir al baño. Todas, y cuando digos todas, me refiero a todas, intentamos postergar dicha necesidad hasta el punto de no poder más, para ver si con un poco de suerte te vas a casa y puedes ir tranquila a tu propio cuarto de baño, pero la mayoría de las veces es imposible.
Así que lo primero que haces es mirar si llevas clinex en el bolso. Pongámonos en el caso positivo (el negativo sería más duro para vuestra lectura). Coges tu bolso y le tiras para el baño.
El primer problema: la cola. Hay una cola interminable, para variar, y te pones al final de ella preguntando quien es la última y poniendo la típica sonrisa que ponemos las chicas en el baño. Si te ha tocado esperar fuera cuentas con la ventaja de que los bailecitos ridículos que comienzas a practicar cuando te meas, se confundan con un movimiento desacompasado al ritmo de la música. Miras la gente pasar... Cuentas cuántas personas hay delante tuya, haces cálculos de cuántas pueden estar esperando dentro del baño y cuál será el total de personas que van a pasar antes que tú.
Cuando consigues pasar la frontera que divide el baño del resto de la sala, y siempre que no hayas dado a nadie con la puerta, llega el segundo tramo de espera. Las demás, al igual que tú, están esperando con esa sonrisa (a partir de ahora creo que voy a llamarla "Sonrisa WC"), con el bailecito ese consistente en dar saltitos de una pierna a otra, y con las mismas ganas que tú, porque han esperado también hasta el final para acudir al baño.
Te das cuenta que sólo hay 3 retretes, uno de ellos fuera de servicio, porque una ingente cantidad de papel ha atascado el retrete y tiene el agua hasta el borde. Así que sólo quedan dos. Perfecto.
Siempre ocurre, que cuando eres la siguiente en pasar te parece que las dos que están dentro son las que más están tardando de la historia de las colas en los cuartos de baño. Probablemente sea una ilusión. Probablemente no.
Lo conseguiste, tienes un retrete para tí!
Ahora llega la segunda parte de la odisea.
Generalmente las puertas tienen un pestillo más o menos eficaz, pero para dramatizar más el asunto, vamos a ponernos en el caso de que estés en un retrete cuyo pestillo brilla por su ausencia o directamente está reventado y no hay forma humana de conseguir que cierre la puerta.
Así que coges y como no hay perchero donde colgar el bolso te lo cuelgas del cuello. Previamente has sacado un clinex que sujetas entre la barbilla y el pecho, porque como lo sujetes con los labios acabas babeando y pierde todas las propiedades secantes por las cuales lo necesitas.
Te bajas los pantalones (o las medias y te subes la falda) y teniendo en cuenta la higiene del retrete optas por adoptar la postura tan conocida y tan temida por todas. Flexionas las piernas como si te fueras a sentar, pero manteniéndote a unos 10-15 cm del retrete. Esa postura en que los cuadriceps te recuerdan que als tardes sentada en el sofá en lugar de hacer deporte no son tan productivas como pensabas... Eso sí, debe tener una explicación física de temas de fuerzas y angulos, pero he de reconocer, que dicha postura, si llevas tacones es mucho más llevadera que si vas con zapato plano, no sé por qué pero requiere menos fuerza en las piernas.
A todo esto, recordemos que llevas el bolso colgado del cuello, el clinex entre la barbilla y el pecho y con una mano estás apoyada contra la puerta para sujetarla y que no se abra en una situación en la que poco se puede decir en tu defensa como alguien te vea así.
Lo estás consiguiendo, estás haciendo pis y tu cara comienza a irradiar felicidad, hasta el justo momento en que te das cuenta que el suelo está complétamente encharcado de no quieras saber qué, y el bajo de tus pantalones está empezando a empaparse de esos líquidos cuya procedencia no quieres conocer. Y piensas que podían poner aunque fuera unos cartones de cualquiera de esas cajas de cartón que tienen apiladas en el pasillo de los baños para que por lo menos empape y lo que hay en ese preciso momento bajo tus pies no sea un charco en el que se sumergen tus pantalones.
Así que, mientras sigues con tu tarea, utilizas la mano libre (la otra está sujetando la puerta) para subir los pantalones lo justo para que dejen de empaparse.
A todo esto has conseguido terminar de hacer pis, por lo que con la mano que sujetabas tus pantalones coges el clinex, a la vez que abres un poco las piernas para que los pantalones queden tensos y no vuelvan a caer sobre eso que encharca el suelo.
Tiras tu clinex al wc después de haberle dado uso y te subes de un solo movimiento (perfeccionado a lo largo de los años) la ropa interior y los pantalones. Resoplas, lo has conseguido.
Tiras de la cadena mientras terminas de abrocharte el pantalón, te quitas el bolso del cuello y pones tu mejor Sonrisa WC (la del después, la del alivio) y mientras abres la puerta y te muestras triunfante ante el resto de la cola, le cedes tu sitio a la siguiente.
Puta casualidad que cuando sales, la tremenda cola que tuviste que esperar, se ha reducido a tan sólo 3 personas. Dan ganas de volver a entrar, aunque no tengas ganas, simplemente por aprovechar.
Resumiendo... Creo que lo de ir de dos en dos puede facilitarte un poco la hazaña, simplemente con que te sujeten el bolso y la puerta, ganas muchas comodidades.
Pero vamos, que es sólo una teoría..."
Se quedaron con la boca abierta y agradecieron que el gen del pito estuviera con ellos de por vida.
De hecho, llegué a la conclusión de que tiene que haber un monólogo de la Paramount o similar sobre este tema, porque da mucho de sí, y lo más triste de todo es que es cierto en su totalidad...
Algo así fue mi discurso:
"Es que lo de ir al baño de chicas es toda una aventura siempre. Pongamos que estamos en un sitio de copas por la noche, y tienes la irremediable necesidad de ir al baño. Todas, y cuando digos todas, me refiero a todas, intentamos postergar dicha necesidad hasta el punto de no poder más, para ver si con un poco de suerte te vas a casa y puedes ir tranquila a tu propio cuarto de baño, pero la mayoría de las veces es imposible.
Así que lo primero que haces es mirar si llevas clinex en el bolso. Pongámonos en el caso positivo (el negativo sería más duro para vuestra lectura). Coges tu bolso y le tiras para el baño.
El primer problema: la cola. Hay una cola interminable, para variar, y te pones al final de ella preguntando quien es la última y poniendo la típica sonrisa que ponemos las chicas en el baño. Si te ha tocado esperar fuera cuentas con la ventaja de que los bailecitos ridículos que comienzas a practicar cuando te meas, se confundan con un movimiento desacompasado al ritmo de la música. Miras la gente pasar... Cuentas cuántas personas hay delante tuya, haces cálculos de cuántas pueden estar esperando dentro del baño y cuál será el total de personas que van a pasar antes que tú.
Cuando consigues pasar la frontera que divide el baño del resto de la sala, y siempre que no hayas dado a nadie con la puerta, llega el segundo tramo de espera. Las demás, al igual que tú, están esperando con esa sonrisa (a partir de ahora creo que voy a llamarla "Sonrisa WC"), con el bailecito ese consistente en dar saltitos de una pierna a otra, y con las mismas ganas que tú, porque han esperado también hasta el final para acudir al baño.
Te das cuenta que sólo hay 3 retretes, uno de ellos fuera de servicio, porque una ingente cantidad de papel ha atascado el retrete y tiene el agua hasta el borde. Así que sólo quedan dos. Perfecto.
Siempre ocurre, que cuando eres la siguiente en pasar te parece que las dos que están dentro son las que más están tardando de la historia de las colas en los cuartos de baño. Probablemente sea una ilusión. Probablemente no.
Lo conseguiste, tienes un retrete para tí!
Ahora llega la segunda parte de la odisea.
Generalmente las puertas tienen un pestillo más o menos eficaz, pero para dramatizar más el asunto, vamos a ponernos en el caso de que estés en un retrete cuyo pestillo brilla por su ausencia o directamente está reventado y no hay forma humana de conseguir que cierre la puerta.
Así que coges y como no hay perchero donde colgar el bolso te lo cuelgas del cuello. Previamente has sacado un clinex que sujetas entre la barbilla y el pecho, porque como lo sujetes con los labios acabas babeando y pierde todas las propiedades secantes por las cuales lo necesitas.
Te bajas los pantalones (o las medias y te subes la falda) y teniendo en cuenta la higiene del retrete optas por adoptar la postura tan conocida y tan temida por todas. Flexionas las piernas como si te fueras a sentar, pero manteniéndote a unos 10-15 cm del retrete. Esa postura en que los cuadriceps te recuerdan que als tardes sentada en el sofá en lugar de hacer deporte no son tan productivas como pensabas... Eso sí, debe tener una explicación física de temas de fuerzas y angulos, pero he de reconocer, que dicha postura, si llevas tacones es mucho más llevadera que si vas con zapato plano, no sé por qué pero requiere menos fuerza en las piernas.
A todo esto, recordemos que llevas el bolso colgado del cuello, el clinex entre la barbilla y el pecho y con una mano estás apoyada contra la puerta para sujetarla y que no se abra en una situación en la que poco se puede decir en tu defensa como alguien te vea así.
Lo estás consiguiendo, estás haciendo pis y tu cara comienza a irradiar felicidad, hasta el justo momento en que te das cuenta que el suelo está complétamente encharcado de no quieras saber qué, y el bajo de tus pantalones está empezando a empaparse de esos líquidos cuya procedencia no quieres conocer. Y piensas que podían poner aunque fuera unos cartones de cualquiera de esas cajas de cartón que tienen apiladas en el pasillo de los baños para que por lo menos empape y lo que hay en ese preciso momento bajo tus pies no sea un charco en el que se sumergen tus pantalones.
Así que, mientras sigues con tu tarea, utilizas la mano libre (la otra está sujetando la puerta) para subir los pantalones lo justo para que dejen de empaparse.
A todo esto has conseguido terminar de hacer pis, por lo que con la mano que sujetabas tus pantalones coges el clinex, a la vez que abres un poco las piernas para que los pantalones queden tensos y no vuelvan a caer sobre eso que encharca el suelo.
Tiras tu clinex al wc después de haberle dado uso y te subes de un solo movimiento (perfeccionado a lo largo de los años) la ropa interior y los pantalones. Resoplas, lo has conseguido.
Tiras de la cadena mientras terminas de abrocharte el pantalón, te quitas el bolso del cuello y pones tu mejor Sonrisa WC (la del después, la del alivio) y mientras abres la puerta y te muestras triunfante ante el resto de la cola, le cedes tu sitio a la siguiente.
Puta casualidad que cuando sales, la tremenda cola que tuviste que esperar, se ha reducido a tan sólo 3 personas. Dan ganas de volver a entrar, aunque no tengas ganas, simplemente por aprovechar.
Resumiendo... Creo que lo de ir de dos en dos puede facilitarte un poco la hazaña, simplemente con que te sujeten el bolso y la puerta, ganas muchas comodidades.
Pero vamos, que es sólo una teoría..."
Se quedaron con la boca abierta y agradecieron que el gen del pito estuviera con ellos de por vida.
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