3 de febrero de 2009

Semi-Síndrome de Diógenes

Me mudé hace exactamente... 1 año y 2 meses.

Aún tengo un par de cajas de cartón cerradas y llenas en el cuarto X. Lo llamamos cuarto X porque no tiene ninguna utilidad en concreto, es la típica estancia donde está el sofá cama para cuando vienen las visitas y pernoctan en esta nuestra humilde morada, mis cajas de cartón llenas de cosas de la mudanza, las maletas, la caja del Mac, etc.

El caso es que aún tengo un par de cajas o tres esperando a que las vacíe, y cada día que pasa me da la sensación que podría tirarlas perfectamente al contenedor sin abrirlas, que es muy probable que no eche de menos jamás su contenido. En año y dos meses no lo he echado en falta así que…

Pero yo no soy capaz de tirar cosas sin saber lo que son. Y prefiero no abrirlas para no verme en la obligación de tirar nada... A quien comparte la cama conmigo, le desespera ver día tras día las cajas ahí muertas de la risa, pero creo que ya ha desesperado. Además encontré una excusa perfecta: él estuvo un año y medio con una maleta (enorme) ahí en el cuarto X, sin saber si quiera lo que había dentro. Así que hasta que mis cajas no cumplan un año y medio no tiene potestad para volver a protestar.

Aparte que, toma excusa guapa que me acabo de sacar de la manga, habría que separa su contenido para tirar lo que corresponda en su contenedor (papel, inertes, orgánico… Si, orgánico también, que no dudo que haya seres vivos…)

Todos los días hago propósito de abrir una de ellas, sólo una y ponerme a hacer limpieza, pero no soy capaz...

Lo mismo esta tarde abro una, ¿quién sabe qué misterios me deparará?


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